Conoce tus áreas de oportunidad: 
Es de importancia vital que conozcas tus propias virtudes y debilidades para poder contemplar escenarios que las apoyen y contrarresten respectivamente.
 
Prioriza: 
Haz una lista de las actividades que debes realizar, así como de los recursos y procesos que necesitan cumplirse. Ordénalas según la importancia que tienen en tu agenda y establece fechas en cada paso.
 
Esclarece objetivos alcanzables: 
Parte importante de hacer la rutina efectiva, consta de establecer objetivos claros y realistas. Esto permite perfeccionar el cumplimiento de tareas y el autoconocimiento.
 
Acércate a gente que te motive: 
Es bien sabido que el contacto con otras personas nos afecta considerablemente. Dependiendo de los compañeros de vida o profesión que te rodean, serás capaz de mejorar (o no) tu ánimo y desempeño.
 
Prémiate: 
Puedes permanecer motivado si te planteas un plan de recompensa en el que te permitas ciertos lujos tras el cumplimiento de metas determinadas o agendes tiempos de descanso que te ayuden a escapar brevemente de las obligaciones y volver más concentrado.
 
Crea un espacio de trabajo a tu medida: 
En cuanto te sea posible, intenta hacer de tu espacio profesional uno en el que te sientas cómodo e inspirado, ya sea que tengas un asiento y escritorio cómodos, puedas escuchar tu música favorita o tengas alguna vista interesante, personaliza tu lugar.
 
Usa la tecnología: 
Explora y usa herramientas tecnológicas que ayuden a organizar tu día o a medir los tiempos invertidos para cada actividad. Existen múltiples aplicaciones que automatizan ciertos procedimientos y ayudan a ahorrar tiempo en tu día a día.
 
Es posible que al inicio optimizar tu rutina resulte un proceso tardado, pero conforme sea implementado, notarás un gran cambio en tu vida profesional y personal.